domingo, 7 de agosto de 2011

Entrevista a Gertrude Stein


Hola.

Entrevista larga, leer con tiempo, no demorar más en escribir ni leer. Saludos a tod@s. (Espero que Mariazell, Belén, Víctor y Verónica encuentren provecho en esta entrevista).

Entrevistador: John Hyre Preston, nacido en 1906, publicó la biografía de un soldado de la revolución Estadounidense: " a gentleman rebel: the exploits of Anthony Wayne" (1928)una historia divulgativa y popular sobre dicha revolución: "revolution" y un par de novelas durante la década de 1930.

Entrevistado: Gertrude Stein, escritora estadounidense(1874 - 1946) nacida en Pensilvania, criada en Viena, Paris y San Francisco. Estudio psicología y Medicina en EEUU pero se termino por instalar en Paris en el ambiente artístico y literario. Vivió con su amiga Alice B. Toklas quien fue su protagonista en su novela "historias de Alice B. Toklas". Entre sus ficciones se encuentran las obras : 3 Vidas (1909) ser norteamericanos (1925) Brewisie y Willy, (1946).

The Atlantic Monthly, agosto de 1935.

Aquella mañana acudí a verla a su hotel. Todo había sido dispuesto por su amiga y secretaria, quien me esperaba en la puerta. Se mostró azorada cuando le estreché la mano primero a ella, como si le hubiese confundido con la mujer a la que en realidad venia a ver. Esa otra mujer permanecía de pie en medio del pequeño salón. Pude distinguirla a través de la puerta, alerta y lista para sonreír sin hacerlo. Físicamente es una persona de estatura baja, fuerte y rotunda, pegada a la tierra con un rostro corriente y ojos maravillosos, cuando te observan lo hacen directamente, pero cuando ella dirige su mirada a un lado, el ojo derecho se queda un poco desenfocado como si se alejase un poco mas de ti que del otro, sus cabellos cortos y de color gris, o bien están cepillados hacia adelante o no lo están en absoluto pero avanzan formando ondas, como el peinado de los emperadores romanos.

Hace tiempo que me sentía desgraciado, desesperado, asaltado por las dudas sobre mi trabajo, que conseguí describirle el panorama con nitidez, y ella lo capto aun con más claridad de lo que le había pintado. Sus parpados parecieron enmarcar los ojos que se encerraron sin contraerse en un guiño con firmeza, con suavidad, tranquilamente.

- Conseguirá escribir - dijo- si lo hace sin esperar resultados en términos de resultados, sino pensando en la escritura en términos de descubrimiento, que es lo mismo que decir que la creación debe darse entre el lápiz y el papel, no antes en el pensamiento, o después al darle nueva forma. Si es cierto que primero es un pensamiento, pero no debe ser una idea elaborada, si lo deja usted salir, y si está ahí, saldrá y lo hará en forma de una experiencia creativa repentina. No sabrá como ocurrió, ni siquiera de que se trata pero, será una creación surge de usted y del lápiz, y no de un trazado arquitectónico previo de lo que quiera hacer. La técnica no es tanto cuestión de forma o estilo, como del modo en que surgen ambos, y de como lograr que lo hagan de nuevo. Si uno permite que la fuente se hiele, siempre quedará el agua helada, saltando hacia el cielo y cayendo hacia el suelo, su movimiento congelado. Estará allí para verla, pero ya no manará. Se lo importante que es experimentar ese reconocimiento creativo. No es posible introducirse en el útero para dar forma al niño. Esta allí dentro, se hace a sí mismo y surge completo. Existe y uno lo ha hecho y lo ha sentido, pero ha venido por sí mismo. Eso es el reconocimiento creativo. Por supuesto, uno tiene mayor control sobre lo que escribe. Hay que saber lo que se desea obtener, pero una vez más descubierto, hay que dejarse llevar, y si parece alejarnos del camino, nada de echarse atrás, porque quizá sea ahí donde instintivamente queremos estar. Quien se vuelve atrás e intenta permanecer para siempre donde siempre ha estado hasta entonces, se seca.

Usted piensa, Preston, que había agotado ya el aire que había donde está ahora. Dice que allá donde vive ya no queda aire. Pero no es cierto, ya que si fuese así significaría que ha abandonado toda esperanza de cambio. Creo que los escritores deben cambiar su decorado. El hecho de que usted no sepa donde iría si pudiera hacerlo significaría que en realidad no podría llevarse consigo nada al lugar donde fuese, y consiguientemente, que no habría nada allí hasta que usted lo encontrase, y una vez que lo hiciese, resultaría ser algo que usted mismo había llevado y creía haber dejado atrás. Eso sería también un acto de reconocimiento creativo, porque tendría todo que ver con usted y nada con el lugar.

Quise saber que pasaba cuando se intentaba escribir y nos sentíamos impedidos, asfixiados, sin palabras o cuando, caso de llegar, estas sonaban acorchadas y carentes de sentido. ¿Que pasaba cuando uno sentía que jamás podría escribir ni una palabra más?

- Preston, la forma de volver a empezar algo, es volver a empezarlo -me respondió riendo - No hay otro camino, empezar de nuevo, si siente profundamente, el libro emergerá de usted con tanta intensidad como la que tenga su sentimiento en su momento más elevado, y nunca será más autentico ni más profundo que ese sentimiento. Pero usted no sabe aun nada de ese sentimiento porque aunque pueda creer que todo está ahí dentro, cristalizado, nunca lo ha dejado manar. ¿Cómo saber pues, entonces que lo lleva dentro? sin duda lo mejor de todo será algo que en realidad usted no conoce aun. Si lo conociese todo ya, no se trataría de un acto de creación, sino de un dictado. Un libro no es un libro hasta que está escrito. Y uno no puede decir que está escribiendo un libro, cuando está escribiendo sobre hojas blancas de papel, y sigue aun sin aflorar todo lo que lleva adentro. Hay que dejarlo fluir interminablemente. Además un libro no es el hombre completo. No existen autores de un solo libro. Recuerdo a un hombre que conocí en Paris justo después de la guerra. Usted no habrá oído hablar de él. A todos nos gusto mucho su primer libro y el también estaba muy satisfecho. Un día me dijo que su siguiente libro haría historia dentro de la literatura, y yo le respondí: "Quizá llegue a ser parte de la historia pero solo si construyes una parte nueva cada día, y creces con la historia que estas creando hasta llegar a convertirte en parte de ella". Pero aquel joven jamás escribió ningún otro libro. Ahora vaga por Paris melancólicamente, buscando su nombre en los índices literarios.

- Recuerdo Preston que usted dijo, que hace diez años arranco sus raíces e intentó plantarlas otra vez en Nueva Inglaterra, donde no había nadie que llevase su sangre, y que ahora tiene la sensación de carecer de ellas. Algo parecido a eso me ocurrió a mí también. Supongo que je debido de sentir que había pasado algo así , porque si no, no habría vuelto. He visitado California. La he visto, la he sentido y he experimentado ternura y también horror. Las raíces parecen pequeñas y secas cuando quedan expuestas a la vista. En ocasiones parecen contradecir la fuerza de unas plantas claramente vigorosas.

- Bueno - Continuó- no somos exactamente así, nuestras raíces pueden estar en cualquier sitio y, no obstante, podemos sobrevivir, porque, a poco que lo piense, llevamos nuestras raíces con nosotros, siempre que he sudo vagamente consciente de ello, y ahora estoy convencida a pies juntillas. Lo sé porque uno puede volver a donde estaban sus raíces y pueden parecerle menos reales de lo que eran a cinco mil o diez mil kilómetros de distancia. No se preocupe por sus raíces siempre y cuando se preocupe por ellas. Lo esencial es sentir que existen, que están en alguna parte, ya se cuidarán ellas mismas y también cuidaran de nosotros, aunque nosotros nunca sepamos como. Pensar obsesivamente en volver a ellas es confesar que la planta se está muriendo.

-Si- le conteste -pero hay algo mas, esta esa ansia por la tierra, por el idioma.

-Lo sé - respondió casi con tristeza- ¡Estados Unidos es un país maravilloso! - Y sin previo aviso declaró - Ahora siento que acá esta lo que me interesa, después de todo, ¡Estados Unidos es asunto mío!

Cuando le pregunte si regresaría levanto la mirada furtivamente sin dejar de sonreír. Parpadeó expresando el mismo entusiasmo que un hombre que chasqueara los labios.

-Bueno - le dije, ha tenido mucho tiempo para echar un vistazo a su alrededor. ¿ Que es lo que les ocurre a los escritores norteamericanos?

-¿Que ha notado usted?

-Es obvio. Al principio, todos parecen grandiosos, luego llegan a los 35 o 40 y se secan. Pierden algo y comienzan a repetir la misma fórmula. O bien envejecen en silencio.

-Se trata de un problema sencillo -respondió pausadamente- Se convierten en escritores, dejan de ser hombres y se convierten en novelistas o críticos o poetas o novelistas o biógrafos y se les alienta a seguir en esas cosas, solo porque han demostrado ser buenos en alguna ocasión, o en dos, o en tres, pero es una estupidez. Cuando un hombre dice: "Soy novelista" no es más que un artesano literario. Si el señor Robert Frost es un poeta se debe a que es un granjero, quiero decir que en su interior, el es en realidad un granjero. Hay otro al que ustedes los jóvenes están haciendo lo posible y lo imposible por olvidar, es el editor de un pequeño periódico de la ciudad y su nombre es Sherwood Anderson.

Sherwood es auténticamente grande (fue al único al que menciono por su nombre de pila y además con cariño) porque en realidad no le interesa saber que es, no se ha detenido a pensar que pueda ser nada distinto de un hombre. Un hombre que puede desaparecer y ser poca cosa ante los ojos del mundo, aun cuando quizá sea de los pocos americanos que ha alcanzado una perfecta frescura entre la creación y la pasión, sencilla como la lluvia cayendo sobre una página, una lluvia que brotaba de él y caía allí milagrosamente. Y era toda suya.

Verá el tenia ese reconocimiento creativo, esa maravillosa capacidad de volcarlo todo al papel, antes de haberlo visto siquiera. Y de sentirse fortalecido por lo que después contemplaba, lo que le permitía zambullirse en busca de más sin saber que era lo que hacía. Scott Fitzgerald también tuvo ese don durante algún tiempo, pero ya no. Ahora es un novelista.

-¿Y qué hay de Hemingway? – pregunté sin fuerza para resistir la duda, ya que el nombre de Stein y el de Hemingway son inseparables cuando se habla de la literatura del Paris de la postguerra- fue bueno hasta después de “adiós a las armas”.

-No. Ya a partir de 1925 había dejado de serlo, en sus primeros relatos cortos, había eso que he estado intentando describirle a usted. Hemingway no perdió la facultad. La tiro por el retrete. Le dije: “Tienes una pequeña renta, Hemingway, no te morirás de hambre. Puedes trabajar sin preocupaciones y mejorar. Puedes conservar eso y crecerá contigo”. Pero el no deseaba madurar de esa forma. El quería hacerlo de una forma violenta. Es curioso Preston pero Hemingway no es ningún novelista americano, el no ha vendido ni ha adaptado ningún molde literario, puede ser que se haya acomodado a su propio molde, pero no es únicamente literario. Cuando le conocí, el tenia una verdadera emoción y ese fue el sustrato de sus primeros relatos. Pero se avergonzaba de sí mismo y empezó a desarrollar a modo de escudo, una brutalidad propia de un adolescente superdesarrollado de Kansas City. Era “duro” porque tenía una autentica sensibilidad, y eso le avergonzaba. Y entonces sucedió: Vilo que estaba pasando e intente preservar lo que había de bueno en el, pero ya era demasiado tarde, emprendió el camino que seguían y aun siguen tomando muchos escritores estadounidenses antes de él. Se obsesiono con el sexo y las muertes violentas.

-No me interprete mal. El sexo y la muerte son las emociones humanas mas validas, pero no lo son todo. Es más, ni siquiera son todo emoción. Per Hemingway empezó a multiplicarlo y a restarlo todo de, sexo y muerte. Supe desde un principio que él no quería descubrir lo que eran. Fue el disfraz con el que él pretendía ocultar su amabilidad y delicadeza, finalmente su enfermiza y dolorosa timidez, encontró salida en la brutalidad. No, no, espere, no en una autentica brutalidad, porque un hombre brutal busca algo más que simplemente los toros y la pesca en altamar y la caza de elefantes o lo que sea que haga ahora. Si él hubiese sido auténticamente brutal, podría haber hecho buena literatura acerca de esas cosas, pero no lo es y dudo que vuelva a escribir algún día acerca de algo, con sinceridad es competente como escritor, si, pero eso solo es la mitad del hombre.

-¿Cree usted realmente que los escritores están obsesionados por el sexo? Y de ser así: ¿no es totalmente legítimo?

-¡Oh no! Desde luego están en su derecho, una literatura creativa que no se ocupe del sexo es inconcebible. Pero no del sexo literario, porque el sexo es una parte de algo cuyas otras partes no tienen nada que ver con el sexo, no son sexo en absoluto, no Preston, se trata de un problema de tono. Por el modo en que un hombre habla del sexo se puede decir, si es que hay algo por decir, si es o no importante. Y si no me habla de otro tema, puede estar seguro de que lo es, física y artísticamente.

He intentado explicar a los norteamericanos que sin pasión no existe la creación en su forma más grandiosa, pero no estoy segura de que terminen por entenderme. Si ni lo han comprendido es porque han tenido que pensar primeramente en el sexo. Les resulta más fácil identificar el sexo con la pasión que concebir esta como la potencia total del hombre. Siempre intentan etiquetarla y ese es el error. ¿Qué quiero decir con esto? Se lo explicaré. Pienso en Byron. Byron poseía la pasión. Esta no tenía nada que ver con sus mujeres. Era una cualidad de la mente de Byron, y todo lo que escribía surgía de ella. Quizá sea por eso por lo que su obra es tan desigual, ya que de la pasión del hombre, si es autentica, no es uniforme ; y en ocasiones, si puede plasmarla por escrito, es exclusivamente pasión y carece de significado fuera de sí misma. Swinburne dedico toda su obra a escribir acerca de la pasión, pero puede leerla de cabo a rabo y nunca descubrirá cuáles son sus pasiones, no estoy segura si sea necesario saberlo, ni de que swinburne lo hubiese sabido siquiera. La pasión humana puede ser maravillosa, cuando se sabe cuál es, como una mujer un una idea , o la ira por la injusticia. Pero como sucede la mayoría de las veces, si desaparece o se alcanza ese objeto de pasión, esta termina por morir, solo lo hace si estaba allí antes, solo si la mujer o la idea o la injusticia era algo incidental en esa pasión y no su causa y eso es lo que convierte a un hombre en un escritor.

-Yo creo que Thomas Wolfe la posee, creo que en verdad la tiene, a mi parecer, tal vez más que ningún otro hombre del país.

-Leí su primer libro, y lo he buscado pero no he logrado encontrarlo. Wolfe es como un diluvio y a usted lo ha anegado, pero si quiere leer metódicamente, debe aprender a distinguir como le arrastran. En el tren leí un artículo acerca de Wolfe, en que que decían de el que es muchas cosas, entre tantas otras, “cataratas del Niágara”. No es la tontería que parece. Estas son poderosas, tienen forma y belleza durante 30 segundos, pero el agua que ha sido catarata antes, y que ahora está abajo, no es diferente ni mejor ni más pesada que el agua de arriba que será catarata. Y solo son diferentes a un accidente de la naturaleza. Los libros de Wolfe son el agua que ha caído abajo, que hacen un magnifico evento transformado en espuma tan solo por un capricho natural. Las Cataratas del Niágara como Wolfe, existen porque la formula se ha agotado y el agua n o encuentra otra salida, pero el artista creativo tendría que ser más hábil.

-¿quiere decir con eso que la novela ha desaparecido?

-Así es. Cuando una forma se agota ocurre siempre que todo lo que se escribe, se atiene a una suerte de normas que carecen en realidad de forma. Y sabemos que ha muerto cuando ha cristalizado y todo lo que se acoja a ello, tiene que ser hecho de determinada manera. Lo que hay de malo en Wolfe esta hecho de esa forma y lo bueno de otra muy diferente. Así pues, si toma lo bueno, resulta que lo que ha hecho, no era una novela en absoluto.

-Si pero, ¿Qué más da? Para mí fue algo muy autentico se trate o no de una novela.

-Trate de entenderme. Preston. Lo que me impacienta no es que sea una novela, sino que Wolfe no viese lo que pudo haber sido, y si posee la pasión que usted le atribuye, lo habría visto, porque lo habría sentido de verdad, habría adaptado su propia forma y, dada la conocida energía de Wolfe, nadie le habría detenido.

-¿Qué tiene que ver la pasión con la forma artística?

-Todo. No existe cosa alguna que determine la forma, que no sea la pasión. Lo que Wolfe describe es su autobiografía, pero decidió narrarla como una historia, y una autobiografía nunca es una historia, porque la vida no se desarrolla en una seguidilla de acontecimientos. Lo que realmente hizo, fue soltar amarras, por lo que solo se ha dedicado a contar la verdad de su liberación, y no la verdad de su descubrimiento. Y por eso significa tanto para ustedes los jóvenes, porque ven en él, su propia liberación, y tal vez por no ser tan selectiva y ser tan larga resulte mejor, ya que si permanece en ustedes le darán su propia forma, y si tienen pasión la añadirán también y quizá sean capaces de llegar al descubrimiento que él no alcanzó. Pero no volverá a leer ese libro porque no tendrá necesidad de hacerlo. Y cuando un libro ha sido realmente importante para nosotros, siempre se le necesita.

No deberían pensar tanto en que sus mujeres e hijos dependerán de su trabajo, intenten pensar que sus trabajos dependen de sus mujeres e hijos, porque así será realmente si viene de la mujer e hijos, de la quinta avenida y toda esa gente. De no ser así es inútil, de todos modos porque su problema económico no tendrá nada que ver con su literatura, ya que en absoluto será un escritor. Los veo a ustedes, jóvenes muy preocupados por no perder la integridad, sin saber que ya la han perdido. Y al que la tiene nadie podrá arrebatársela, si realmente la tiene. Los ideales solo son buenos cuando empujan adelante y ayudan a crear, pero no sirven si solo logran que ustedes prefieran no aportar ni producir ni crear, a cambio de dinero, porque el ideal se destruye a sí mismo, si el problema económico se ha encargado de corromperlo a usted.

Lo que debe recordar todo escritor que se precie de ser serio, es que escribe seriamente y que no es un comerciante. Es una suerte para el escritor que tanto el escritor como el comerciante estén unidos en una misma persona, pero, si no es ese el caso, seguro que uno de los dos triunfará donde el otro morirá, si se les enfrenta. Hay algo más…

… Es algo realmente importante. Lo sé porque ha acabado con muchos escritores, se trata de no creer que uno es determinada cosa. Piense en su caso. Usted primero escribió una biografía, después una historia de la revolución estadounidense, después ha sido una novela, y ahora me entrevista.la verdad es que todas esas formas estoy casi segura de que están muertas. Porque ahora solo son formas. Usted debió sentirlo así porque así ha sido que ha pasado de una forma a otra. Bien pues ha de seguir en su búsqueda y utilizarlas nuevamente y alguna vez si su trabajo tiene sentido, aun cuando no estoy segura de que nada que no sea el trabajo de toda una vida tiene sentido, descubrirá una forma nueva. Dicen que yo busco una dimensión nueva en la literatura. Nunca he hecho eso, ni he perseguido nada en absoluto, solo me dedico a ser mas consiente que los modos en que pueden conocerse y sentirse nuevas cosas por las palabras. Y si acaso yo pudiese lograr eso, tal vez, podría hacer comprender mejor a la gente de tal forma que también lo comprendan. Lo mejor es no pensar en la forma, si no dejar mejor que se abra paso ella sola, ¿le parece extraño que yo diga eso? Se me ha acusado de no pensar en otra cosa, ¿ se da cuenta de donde se encuentra la verdadera gracia? ¡ Han sido los críticos los que se han dedicado a hablar de la forma mientras yo solo me dedicaba a escribir!

Gertrude Stein soltó una gran carcajada y se perdió entre las personas que transitaban por la entrada del hotel.